viernes, 27 de agosto de 2010

Then again...

Lo hiciste de nuevo, sacudiste mi mundo sin siquiera saberlo, y me has brindado la cálida sensación de tus palabras. Después de un mes y 4 días de no saber de ti, había pensado lo más simple que se me pudo ocurrir; y esto era exactamente lo que tú me habías dicho que te hacían a ti. ¿Se habían invertido los papeles acaso? ¿O sólo era otro fragmento de mi imaginación, como mi relación contigo?

Aparentemente no lo imagino, pues tengo una respuesta que no esperaba que sucediera. Por mi parte, todavía te sigo esperando ver en el andén, del otro lado de ese muro invisible que nos separa, y que nos junta al mismo tiempo, casi sin querer.

En mi cabeza muchas veces se revuelven la realidad y la fantasía, no sabiendo distinguir una de otra, pues mi realidad es una mera fantasía, y deseo fervientemente que muchas veces mi imaginación tuviera un impacto directo en mi realidad. Con esto en mente, he construido escenarios completamente factibles en un momento determinado, con reacciones determinadas. Siempre y cuando se cumplan las condiciones adecuadas.

Esto es, por el simple motivo de la racionalidad que le imprimo a todo lo que pienso; si empiezo a pensar sin racionalidad, mi mente me lleva a parajes que son maravillosos, pero tienen un inconveniente: se estrellan al tener que regresar yo al planeta Tierra. Quedan resquebrajados, y marchitos enfrente de mi, en la tierra gris bajo mis pies. Es entonces cuando me pongo triste, y uso esa sonrisa estúpida que me pongo casi todos los días. Parte nerviosidad, parte extrañeza, no quiero que me vean vulnerable, sensible, no quiero que me vean como soy. porque es posible que no les agrade cómo soy. Y me aguanto, y entro al juego que todos juegan.

Pero esa es otra historia, por lo que solo quiero finalizar esto con una frase: Me da mucho gusto tenerte de vuelta, aunque tu no te des cuenta de mis intenciones. Así es el mundo, todo sigue, las emociones se aplastan entre los engranes de la máquina social, alimentándose y engrasándose con sus lágrimas y su sangre.

jueves, 5 de agosto de 2010

Oh, cuánto lo lamento

Tal vez no me creas, sin embargo ya sé que no puedo hacerte cambiar de opinión, y tendré que conformarme con tu desprecio...

Lo siento mucho, jamás debí hacerlo...

Te quiero mucho. ú_ù